Mi nombre es Daniel Ulloa, nací en Bogotá. Soy Psicólogo especializado en Psicología Clínica y Psicoterapia de orientación Junguiana. En el año 2003 me fui para Barcelona a especializarme y estuve viviendo allí durante 10 años.
Comencé a trabajar como psicoterapeuta en el 2005 y desde hace 4 años lo hago principalmente a través de Skype con colombianos y colombianas que residen el exterior. Lo anterior me ha permitido desplazarme por varios países mientras continuo trabajando.
Desde hace unos meses me encuentro en Medellín con planes de iniciar un viaje de 6 meses por Sudamérica. El siguiente escrito es acerca de los complejos afectivos que se pueden activar cuando viajamos o residimos en un país extranjero. Espero que sea de su interés.
Los complejos afectivos en el proceso migratorio
Parte 1 – Los complejos afectivos
Los complejos afectivos son un constructo teórico desarrollado por el psiquiatra suizo Carl Jung hace más de 100 años, que con el transcurrir del tiempo ha llegado a convertirse en una palabra de uso común en varios idiomas. Hacen referencia a un conjunto de emociones, imágenes y fantasías inconscientes que promueven determinadas formas de pensar, sentir y actuar. Pueden entenderse como una especie de subpersonalidades constitutivas de la psique, que con algún grado de autonomía, perturban la conciencia.
Un indicativo de que estamos actuando bajo el influjo de un complejo es la desproporción o no correspondencia de nuestras reacciones con respecto a las circunstancias del contexto. Los estados de enamoramiento, de celos, los cambios generados por el alcohol, emociones profundas sin aparente relación con situaciones externas son algunas manifestaciones de los complejos afectivos.
Para Jung los complejos poseen también un núcleo arquetípico, por lo que además de construirse a partir de las experiencias personales, se relacionan con vivencias y situaciones con las que se ha confrontado la humanidad a lo largo de su historia (la rivalidad entre hermanos, la necesidad de emanciparse de los padres, la muerte etc.)
Los complejos son los elementos constitutivos de la psique por lo tanto no pueden considerarse en sí mismo negativos.
La constelación de los complejos genera una activación psíquica que nos estimula para elaborar maneras de abordarlos e integrarlos; son por lo tanto, motores para la transformación y ampliación de nuestra conciencia.
Lo negativo o “patológico” de los complejos es su rigidez, es decir, la imposibilidad de acceder a nuevas experiencias al estar supeditados o fijados por vivencias anteriores. Jung solía decir que el problema no es tener complejos, sino que los complejos nos tengan a nosotros, es decir, cuando su influjo es de tal magnitud, que nos impide relacionarnos de manera dinámica y adecuada con los requerimientos emergentes del contexto.
El proceso migratorio es un escenario propicio para la activación de complejos de inferioridad debido a las múltiples circunstancias a las que nos vemos expuestos …
Como por ejemplo, ser catalogados como pertenecientes a un grupo social al que se le otorgan connotaciones negativas, tener en muchas ocasiones que desempeñarnos en trabajos con un nivel de formación inferior a la que poseemos o en oficios que son poco valorados socialmente, o a también al sentimiento de incompetencia que emerge por el desconocimiento de la manera para desenvolvernos de manera adecuada en el nuevo contexto.
Espera la próxima entrega sobre el asunto, hablaremos de la funcionalidad de los complejos y el complejo de inferioridad.
Daniel Ulloa Quevedo
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Y para ti que vives en el exterior …
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