Nunca había estado en mi mente dejar mi país y mucho menos mi hermosa y adorada ciudad (Medellín); pero afortunada o desafortunadamente los planes de la vida cambian sin uno darse cuenta y en el momento menos esperado; nadie tiene nada asegurado en la vida.
Siempre fue duro para mí pensar en vivir por fuera sin tener en mente un tiempo determinado. Cuando viví en Argentina no fue tan duro porque finalmente sabía que solo sería por 10 meses. Pero cuando decidí dejar Medellín y Colombia por tiempo indefinido para venir a vivir a Israel y sin saber si regresaré algún día fue mucho más duro; fue una decisión que no fui capaz de tomar sola; la tomé en compañía de mi familia, ya que para mí es demasiado importante su opinión y puntos de vista. Debía analizar con ellos bien, que era lo que más me convenía por el momento; con la razón mas no con el corazón, para finalmente darle la sorpresa a mi futuro esposo.
Fue una sorpresa súper grande para él porqué desde que me pidió la mano le dije que yo no era capaz de renunciar a mi familia y a mi vida allá en Colombia; él fue el que tomo la decisión sin importarle que no hablaba el idioma bien, las costumbres, (aunque nosotros los colombianos somos más abiertos en este tema); su estabilidad económica y todo lo que ya tenía y había construido acá en Israel; y también sabiendo que estaba en contra de todo lo que su familia pensaba y quería para su futuro; pero era tanto el amor y las ganas de estar a mi lado que simplemente no le importaba nada. Yo he sido mucho más racional en este sentido, y no me cabía en la cabeza ser capaz de dejar mi vida en Colombia y desde un principio le dije que no estaba contemplado dentro de mis planes pensar en dejar mi familia, amigos, trabajo y obviamente mi ciudad y mi gente que tanto amo.
La verdad no sé qué me hizo cambiar de opinión, no sé si fue por lo que la familia de él no me quería y no quería que el renunciara a todo por mí, O simplemente el destino fue demostrándome y poniéndome en el camino que era lo que más me convenía, para así empezar a cuestionarme e ir contemplando la opción de venirme a Israel.
Para mí era muy difícil toda la situación que él estaba teniendo que enfrentar con su familia, el realmente estaba sufriendo mucho… además para mí no era fácil pensar en que si me casaría con él iba a entrar en una constante guerra que nunca hubiese querido tener; siempre había pensado que el día que me casara con alguien, también me casaría con su familia y obviamente quería ser parte de ella y no lo contrario. Creo que ese fue uno de los puntos que más me motivaron a venirme; demostrarle a su familia y amigos que a pesar de ser Colombiana y católica, era una persona común y corriente, que tiene sentimientos y buenos principios. Creerían que por el hecho de no pertenecer a su religión, cultura, creencias y costumbres no sería digna del amor de su hijo o de pertenecer a su familia? Pues NO, acá estoy y acá seguiré desmintiendo prejuicios que la sociedad y las personas tienen, todos somos iguales y tenemos los mismos derechos.
Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.”
Nelson mandela
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