El Tango llegó y revolucionó mi vida. Hoy quiero compartir lo que ha significado en mi vida, los retos, miedos, alegrías y tristezas que me ha hecho enfrentar y la manera como ha transformado mi manera de ver el mundo. Hoy quiero compartir este pedacito importante de mi corazón porque es una época de cerrar ciclos para mi, nuevos retos vienen y nunca hubiera podido sobrevivir este duro camino del doctorado sin el tango.
Tango, mis inicios
En Medellín estuve expuesta a algunos de Festivales Internacionales de Tango durante Feria de Flores en donde, me enamore de este baile. El ver a las parejas en escena bailando juntas al compás de una música, que siempre he encontrado fascinante. Siempre supe que algún día aprendería.
Muchos dicen que el tango llega a ti en el momento adecuado y creo que fue así. Cuando comencé a bailar tango, tenía una tristeza enorme en mi corazón porque tuve que tomar una decisión difícil en mi vida y fue dejar ir a una persona muy importante luego de 10 años juntos. Mi primera clase de tango fue después de regresar de un viaje de visita a Colombia donde finalmente, la realidad de estar soltera vino a mi. Me sentía bastante sola y por alguna razón, cuando vuelves a estar soltera tu realidad cambia, ya no disfrutas estar rodeado de amigos en pareja, no sabes en donde encajar y cuestionas todo en tu vida acerca de ti mismo, tus capacidades o que paso contigo.
Ese 30 de junio lo recuerdo mucho porque fue una clase al aire libre en los jardines de la universidad. Llegué, como cualquier persona que escucho que daban clases de tango gratuitas y me encontré con un grupo maravilloso de gente. Caroline, la fundadora del club de tango de la universidad, VolTango (de donde he sido presidente por dos años), una estudiante de doctorado como yo quien me recibió con un cálido abrazo. Sodeya y Juan Luis, mis profes a quienes considero mi familia adoptiva aquí en Knoxville, ellos me han dado tanto, son mis amigos, confidentes, asesores y me han dado un gran amor que sólo se puede comparar con el de mi familia. Elena, la sobrina de Juan Luis quien arrancó clases ese mismo día y con quien arranque este viaje y se llevo un pedacito de mi a España!
Esa clase fue de milonga, uno de los tres ritmos que se bailan en una “Milonga” (fiesta de Tango), valga la redundancia. Este ritmo se ha convertido en uno de mis favoritos, hasta tal punto que decidí aprender la parte del hombre o líder para poder bailarla si nadie me saca a bailar, como se ve en la fotico. Aparte de la clase, la cual me encanto, lo que más me sorprendió fue la calidez humana de las personas que estaban allí. Fuimos a tomar cerveza y a comer luego de la clase. Así arranque este viaje…
Tango, mis sorpresas
Muchas personas que como yo, crecimos con familias grandes, celebrando cumpleaños, bodas, aniversarios, etc., tenemos el baile impregnado en nuestras venas y lo aprendemos por ensayo y error. Sea en las fiestas con nuestros primos o tíos hasta que un día, estamos bailando. Tango, sin embargo, fue mi primer tipo de baile en el que tome clases y jamás pensé lo difícil y desafiante que sería.
Una de mis sorpresas más grande es el esfuerzo físico que requiere. Necesitas tener balance, aprender a moverte poniendo todo el peso de tu cuerpo en un solo pie, disociar la parte de arriba de tu cuerpo, usar músculos en tus pies y piernas que ni siquiera sabías que existían, utilizar músculos en tus hombros y espalda que nunca antes sentías, tienes que aprender a respirar y coordinar tu respiración con tu pareja. Mantener una conexión con esa persona y entregarte totalmente durante tres minutos que dura una canción. Es sentir esa conexión mágica, abrazar y sentir a la persona con la que bailas. También es esa alegría de vestirse elegante, ponerse zapatos bonitos, maquillarse y porque no, coquetear con la mirada para conseguir bailes!
Debo decir, que el tango fue un viaje hacia dentro de mi misma. Cuando comencé a bailar mi autoestima estaba baja y eso se reflejaba en mi inseguridad, postura y hasta en mi cuerpo. No lograba sentirme feliz conmigo misma, no me sentía bonita ni apreciada y romper esos esquemas mentales, convencerme a mi misma que yo era valiosa, que yo tenía el poder de ser feliz conmigo misma, con mi apariencia y con mi personalidad fueron cosas que el tango me ha brindado.
El trabajo físico que requiere comenzó a cambiar mi cuerpo, pasé de no tener cintura (nunca la tuve) a por fin, tener un poco y eso me hizo demasiado feliz. También el baile, tonifico mis piernas y cuando tu cuerpo cambia y te sientes feliz, tu mente comienza a seguirte. De repente, me miraba al espejo y me sentía feliz de quien era. Llegar a ese punto requirió un año de practicar a diario en mi casa, en el espacio pequeñito que tengo cerca de mi puerta y que es el único sin alfombra, cambie mi dieta y comencé a alimentarme mejor (por razones médicas al principio) pero luego de un año de estar bailando finalmente, me sentí la valiosa mujer que se que ahora soy!
El tango también me ayudo a descubrir una cantidad de personas maravillosas con quienes bailo, converso, nos apoyamos, nos cuidamos unos a otros y cuando viajamos a otras ciudades nos reciben con las puertas de sus casas abiertas. Eso ha sido algo increíble para mi, no importa a donde viaje en el sureste de Estados Unidos, siempre hay algún amigo de tango que te recibe en su casa, en sus habitaciones de huéspedes, en la sala en un colchón inflable pero sabes que si preguntas, siempre tendrás algún amigo que te recibirá y esa actitud tan bonita, me hace sentirme muy orgullosa de ser una tanguera y conocer personas tan maravillosas que han aportado sentido de humildad, solidaridad, amor y calidez a mi vida. Gracias al tango he conocido Nashville, Ashville, Charlotte, Atlanta, Durham, Raleigh, Charleston, Columbia(la ciudad) y una de mis mayores aventuras, mi nuevo amor Kirk, con quien comparto esta hermosa pasión por este mundo! Les comparto algunas foticos!
Tango, clases y milongas
Como ya dije, siempre quise aprender Tango así que después de esa primer clase seguí asistiendo religiosamente, cada lunes y domingo para bailar. En cuestión de tres meses fui a mi primera Milonga en Asheville, Carolina de Norte, que queda a dos horas de donde vivo. Para esa ocasión especial, mis profes me dieron una clase en su casa para enseñarme los códigos del baile. Las fiestas de Tango, tienen un protocolo específico en términos de como se le pregunta a alguien a bailar, como entrar a la pista de baile, la dirección en la que se mueve la gente, etc.
Una de las cosas más bonitas es que los hombres te sacan a bailar con un cabeceo, que es cuando las miradas se cruzan y él mueve la cabeza a un lado y si vos querés bailar, también mueves la cabeza y sonries. Eso fue algo nuevo, especialmente útil cuando no quieres bailar con alguien y no quieres ser grosero. También es bonito ver como la gente se viste bien, los hombres de pantalón y las mujeres con vestidos preciosos. Además, se tienen mesas alrededor y podes conversar con muchísima gente y llegar a conocer un montón de personas. Esa primera milonga, aunque no baile mucho porque no era una buena bailarina, me motivo a dedicarme más y seguir mejorando para poder conseguir muchos más bailes.
En cuanto a clases, vienen muchos profesores profesionales de Tango de visita y con Sodeya y Juan Luis comencé a viajar a ciudades cercanas a tomar las clases intensivas los fines de semana, para aprender y mejorar mi técnica. Mis primeros profes de Tango fueron Felipe y Ayano, una pareja radicada en San Francisco y aunque fue muy difícil, porque apenas llevaba 4 meses bailando, verlos bailando juntos y disfrutar la música, el compartir con la gente me conmovió de tal manera, que sólo quería seguir aprendiendo más y más.
A la fecha he tomado clases con muchísimos profesores, unos muy famosos como Chicho Frumboli y Juana Sepulveda, Alicia Pons, Tomás Howlin o profesores locales; todos con estilos muy diferentes pero que han aportado diferentes elementos a mi baile. Cada persona que te enseña, tiene algo para aportar, para enseñar y es un viaje para descubrir que elementos te gustan, como expresar la música con tu cuerpo, como conectarte y seguir a la persona con quien bailas. Porque como dicen por ahí, para bailar tango se necesitan dos!
Tango, aventuras
Con el tango he descubierto mis capacidades como líder, vencido mi miedo a hablar en público y hasta hacer shows en público y les quería compartir este videito en particular, apenas llevaba como 7 meses bailando y participamos con varios chicos del club de tango en la competencia de baile internacional de la universidad. Espero les guste!
Sólo me resta decir que el tango ha traído muchas alegrías a mi vida, me ha hecho valorar mejor a las personas por quien son, me ha hecho enfrentar mis miedos y reinventarme a mi misma. Esto sólo es mi perspectiva y mi viaje a través de este baile que se ha convertido en un estilo de vida para mi. Muchas veces me encuentro a mi misma escuchando Tangos todo el día e imaginando los bailes, las decoraciones o incluso planeando mi siguiente aventura!
Me despido con esta hermosa letra de la canción de fondo, una de mis favoritas y que describe muchos de los sentimientos que despierta e inspira este maravilloso arte!!
Tango Brujo – Juan D’Arienzo:
Tango que sos un encanto,
de quien escucha tus sones,
tango que atraes corazones,
con tus dulces cantos, y tus bandoneones…Agradecimientos especiales a mi amigo Julián Escobar (Colombiano) por la foto principal de esta entrada tomada por él en la competencia de baile Internacional en Febrero de 2015. Pueden seguir sus fotografías aquí. Y a mi amiga Maria Ouzounova (Búlgara) por algunas de las foticos de tango usadas aquí!
Y tú, ¿Han encontrado alguna pasón que los haya hecho cambiar? No olvides dejarnos tus comentarios!
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